Ayer, entre los segundos almendrados que me tomo cada día, me comí una almendra amarga. No me atreví a escupirla, en cierta manera quería saber el alcance de su veneno.
Su cianuro, sin ser letal, va causando sus pequeños efectos... veremos si en el resto del lote, no hay ninguna más que envenene mis sueños...
domingo, 19 de septiembre de 2010
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